El carpaccio que proviene de Italia, es una receta peculiar ya que su principal ingrediente es la carne cruda la cual se trata para sea más comestible pero conservando cierto sabor a crudo, que es el toque especial que tanto gusta de este plato. Para realizar el carpaccio es aconsejable usar carnes nobles que carezcan de grasa, lo más usado suele ser el solomillo de buey o de ternera, esto ya depende del gusto de cada uno. Para disfrutar de este plato es necesario tener una mente abierta y libre de prejuicios ya que a pesar de lo que puede parecer, es una verdadera exquisitez.
Vamos a necesitar unos 300 gramos de solomillo de ternera o de buey, un poco de pimienta, algo de sal, aceite de oliva virgen extra y queso parmesano que debemos cortar en láminas muy finas. Necesitamos cortar el solomillo en láminas finas y para ello podemos empezar cortándolo lo más fino que podamos y después colocamos las láminas sobre papel transparente, añadimos unas gotas de aceite y tapamos con otro trozo de papel transparente y pasamos por encima un rodillo, consiguiendo así aplanar aún más las láminas.
Empezamos a emplatar colocando la carne y por encima salpimentamos añadiendo además un chorro de aceite de oliva por encima. Dejamos que repose durante unos minutos para que la carne muera. Mientras tanto vamos cortando finas láminas de queso parmesano que iremos esparciendo por encima de la carne para conseguir un aspecto visual más apetecible que nos aparte de la mente que hay carne cruda debajo. Y listo, ya podemos servir y disfrutar.